El aborto, a favor de la Vida.

EL ABORTO,  A FAVOR DE LA VIDA.

https://www.infobae.com/historia/2018/06/10/cuando-la-iglesia-catolica-admitia-el-aborto-y-santo-tomas-consideraba-que-el-embrion-no-tenia-alma/

En muchos lugares de información y opinión leo frases como ésta: “El aborto es un asesinato legal”,“El aborto como muerte de la vida”, “Despenalizar el aborto es legalizar el crimen y el asesinato”, y recuerdo la España de Franco, de hace 40 años o
más, y recuerdo todas las españolas de “casa bien”, que no bien
casadas, que acudían a Londres en viajes cortos para poder abortar en
clínicas médicas con la suficiente calidad en sus intervenciones, ya que
en España estaba prohibido el aborto.
Cuando el Gobierno aprobó el aborto lo hizo para evitar males mayores, pero ahora con la guerra mediática sobre el aborto, parece que se ha vuelto a poner sobre la mesa este debate.

No me extraña que el debate sobre el aborto se balancee entre dos extremos: los que defienden su penalización a ultranza, en cualquier mes y contra viento y marea, auspiciados por las creencias religioso-católicas, y los que plantando cara a estas
creencias, defienden su impunidad sea cual sea la razón, extralimitando
su aplicación.

Como mujer, madre de dos preciosas hijas, deseadas por su padre y por mí, puedo hablar sobre este tema con conocimiento y práctica . Traer hijos al mundo es una decisión absoluta y personal de la madre,
pues el ser se gesta en sus entrañas, se alimenta de ella… también
tendría que serlo del padre que apoya juntamente con la madre esa
decisión, producto de su voluntad, y nada más que de ella: traer un niño
o niña al mundo implica sacrifico, obligaciones, responsabilidades,
saber educar, saber estar con los niños, aplicar normas, amor y
dedicación, cuidados físicos y psíquicos, y tantas cosas que no se
hablan cuando se intenta penalizar o despenalizar el aborto. Se ha
convertido en una batalla campal su defensa o su penalización, como si
se tratara de un juguete que quieren manejar dos inmaduros partidos
políticos, hablando solo de la vida física (PP y demás asociaciones Pro
Vida) o de los derechos de la madre (PSOE y otras Asociaciones).

Este debate se fundamenta en creencias, y como las creencias no se pueden demostrar, pero intentemos acercarnos a estas creencias por medio de la razón, para que podamos desentrañar la esencia y el contenido de los dogmas, si los hay.

En el momento de la concepción del óvulo por un espermatozoide, hay un proyecto de vida, igual que lo hay en un hueso de aceituna a nivel vegetal, o en la concepción animal: simplemente se unen un xx con un xy, para salir dentro de 9 meses un ser humano con género masculino o femenino. Hay quien cree que la chispa de
espíritu se une en el momento de la concepción al embrión recientemente
engendrado, es decir, que prácticamente en el momento de la copulación,
se une el alma o espíritu (alma es lo que anima el cuerpo y lo une con
el espíritu, y espíritu es una chispa divina, según diferentes creencias
espirituales). Para los que creen que en el momento de la concepción se
une el espíritu al cuerpo, a través del alma, estamos hablando de un
asesinato si practicamos un aborto. Hay otras creencias espirituales,
tenidas en cuenta hasta en el Imperio Romano, que consideraban que el
espíritu se unía en el cuarto mes de embarazo, y otros pensaban que era
el alma que empezaba a animar el cuerpo, pero que todavía no se había
unido el espíritu. Otras creencias sostienen que el espíritu entra en el cuerpo con el primer hálito de vida, con la primera respiración, igual que se aleja del cuerpo, en la muerte, con la última expiración.

Las creencias espirituales que consideran que el alma se une en el cuarto mes de embarazo:

1.- En el primer mes es como si tuviéramos una piedra inerte (?), no tan inerte pues sabemos que los átomos tienen vida, que llamamos inanimada (sin ánima, sin alma).
2.- En el segundo mes como si tuviéramos una planta, el embrión existe a nivel vegetativo;
3.- En el tercer mes es como si tuviéramos un animal, empieza a tener un alma embrionaria, no viable fuera del útero materno.
4.- En el cuarto mes ya tenemos un feto humano, con forma humana, manos, pies, cabeza, se distingue en la ecografía su forma humana. El alma humana se ha conformado pero aún no se ha unido al espíritu, al que se unirá a partir del nacimiento.

Siguiendo estas creencias, si bien el alma humana (lo que anima al cuerpo) se conforma en el cuarto mes, no es hasta el momento del nacimiento, cuando con la primera inhalación del aire, es cuando se incorpora el espíritu. El espíritu espera hasta el
último momento para incorporarse al cuerpo recién formado, pues mientras
está dentro del útero materno depende ese feto de la madre: a nivel
físico, emocional y mental, se ha demostrado que los deseos de querer
tener a esa criatura, de imaginársela, de desearla, amarla ya cuando
está en el útero, que la madre escuche música (especialmente Vivaldi,
Chopin y Mozart), equilibra el estado del feto, lo relaja, por ello es
muy importante para un buen nacimiento el deseo de la madre de querer
tener un hijo, pues ese vínculo de amor entre madre e hijo se va
gestando durante todo el embarazo, pero como decimos, cuando el niño se
tiene por amor o deseo de tenerlo, no por obligación.

Vemos por tanto que las creencias son un factor muy importante a la hora de tomar una decisión de tener o no tener un hijo dependiendo de la época de nuestra vida en la que estamos y por tanto, según nuestras creencias, abortar o interrumpir el embarazo antes del cuarto mes, en el que estamos hablando de un embrión, un ser
en potencia, no hay un ser humano, por tanto no existe un asesinato de
una vida humana, sino la interrupción de un embarazo, quizás porque las
circunstancias para traer una vida humana no son las adecuadas.

Para traer un hijo al mundo no solo se requiere una independencia económica por parte de los padres (ésta sería la base), sino una gran formación por parte de ellos, una educación infantil, sabiendo cómo hay que educar a ese niño: que ese hijo no va a
ser una criatura a la que le tenemos que dar todo lo que pide, ni
tampoco un ser al que hemos de educar con vara de hierro negándole
cualquier expresión y manifestación amorosa. Como sabemos el ser humano
funciona de forma pendular, de un extremo al otro.

En lugar de tanta manifestación en contra o a favor del aborto, echo mucho más en falta educación, información, formación, para que los futuros padres, y sobre todo las madres sepan que si carecen de lo elemental para traer una vida al
mundo: madurez, economía solventada, equilibrio psicológico, formación
adecuada para educar al propio hijo, etc.; es mejor que se abstengan
para no hacer sufrir a una criatura indefensa. Es conocido por muchas
Asociaciones y ONGs que trabajan con madres, que aquellas que no han
querido tener un hijo pero la Iglesia, sus padres o algunas creencias
espirituales les han obligado a tenerlo; lo suelen abandonar, no se
ocupan de ellos, los dan en adopción, o simplemente los tiran a un
contenedor, porque si son incapaces de hacerse cargo de alguien, ni
siquiera son capaces de hacerse cargo de sí mismas (el caso de niñas
adolescentes), cómo van a cuidar de otra vida indefensa, a la que hay
que procurar toda clase de cuidados físicos (alimento, bebida, limpieza,
abrigo, asistencia médica, etc.).

El sentido común ilumina nuestras creencias espirituales, y éstas no deben ir en contra del sentido común, sino apoyarlo. En caso contrario es mejor cambiar de creencias que van en contra de la naturaleza., pues la naturaleza es la manifestación del
Espíritu.

Obligar a parir a niñas o mujeres que no quieren parir es ir en contra del sentido común y de la propia naturaleza, pues basar un nacimiento de una criatura en un descuido es cimentarlo en una base falsa, y el resultado de su parto será un bebé no
querido y que puede llegar a sufrir maltrato o incluso abandono. Ya hay
demasiado sufrimiento en el mundo como para acumular mucho más
sufrimiento infligiéndolo en criaturas indefensas, que quizás no
pidieron nacer en esas condiciones, pero han sido arrancadas del otro
mundo para venir en unas condiciones inadecuadas, donde se les produce
desamparo, desapego, maltrato o abandono.

Cuidemos la vida que existe, que ya hay, y solo traigamos criaturas al mundo que sean deseadas, a ser posible por ambos padres, de manera que esa criatura nazca en unas condiciones ambientales (físicas, emocionales y mentales) adecuadas para su mejor desarrollo y evolución. Traer vida a la vida de forma obligada,
irracional, nos convierte en seres clónicos que obedecemos normas o
dogmas irracionales, producto de creencias que no tienen nada que ver
con nuestra vida. Analicemos la vida de la madre: quiere tener un hijo,
sabrá educarlo, sabe mantenerse a sí misma. Si apenas puede con su vida,
como es el caso de adolescentes de 15 o 16 años (por eso quedaron
embarazadas, porque ni siquiera supieron poner protección en su útero),
¿Cómo van a saber proteger a su criatura?

El debate sobre el aborto no ha hecho más que empezar, pero debemos poner sobre la mesa razonamientos lógicos, que acompañen a creencias espirituales o agnósticas, pero que no contradigan el sentido común. Defendamos la vida en la vida, atendamos bien a nuestros niños, a nuestros ancianos, eduquemos bien a los
adolescentes que están abandonados a su suerte (está empezando a
aumentar peligrosamente el suicidio en adolescentes), formemos a las
parejas que quieran llevar una vida en común, por ello el sentido a la
vida nos lo facilitará la educación, de la mano de la Psicología, de la
Filosofía, de las ciencias humanas. En África, donde no tienen qué
comer, defender la vida prohibiendo abortar a mujeres que no tienen ni
una fruta que llevarse a la boca, es defender la vida para la muerte, y
eso sí que es un asesinato. Mejor no traer vida a la muerte, porque esto
implica salvar almas, evitarles sufrimientos innecesarios, muertes
prematuras en la infancia y entonces podrán encarnar en otras familias,
en otras mujeres, que sí desean ser madres, y están bien formadas para
atender a una vida aparte de la suya propia. Si somos creyentes y
creemos que estamos trayendo un alma a esta vida, que reside en otro
mundo, en otra dimensión, preferiremos dejarla en el otro mundo, antes
que traerla a un ambiente familiar donde a veces no tiene ni qué comer.
Ya vendrá esa alma cuando las circunstancias sean más propicias para su
evolución y aprendizaje en esta escuela de vida.

Tener un hijo es un acto de la voluntad proveniente de una madre que quiere y desea tener un hijo para criarlo, amarlo y educarlo (mucho mejor si también tiene un padre que lo desea) y estar ahí para lo que pueden necesitar los hijos hasta que la muerte
les separe. Por ello, no solo tiene que traerse al hijo por obligación
moral, sino por convencimiento y compromiso personal, y si es apoyado
por un padre responsable, estupendo, ese niño estará bien cuidado,
alimentado, educado y protegido, nacerá con una sana autoestima, para a
su vez poder cuidar a otros seres que también precisen de su ayuda. La
ceguera de traer hijos a la vida por obligación produce muchas muertes,
muchos sufrimientos, muchos maltratos, no solo a los hijos sino también a
las madres que no quisieron ni supieron criar a sus hijos.

Evitar el sufrimiento es ayudar a que el ser humano sea más feliz, y parir por obligación solo lo hacen los animales que carecen de razonamiento superior. Gracias a Dios que tenemos un raciocinio que nos permite elegir y crear nuestras mejores condiciones de vida para ayudar a la vida a desarrollarse y
multiplicarse cuando se dan las condiciones adecuadas para ello.
Facilitemos por medio de la educación que esas condiciones existan. ¡Hay
tanto trabajo por hacer!…

Para más información adjunto un enlace de Infocatólica donde se describe una historia de la religión católica en base al tratamiento que se ha realizado sobre el aborto:

https://www.infobae.com/historia/2018/06/10/cuando-la-iglesia-catolica-admitia-el-aborto-y-santo-tomas-consideraba-que-el-embrion-no-tenia-alma/

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